jueves, 8 de julio de 2010

Juguetes de Nuestra infancia - 1ª Parte

Era buena para darle tobas a los colegas y compañeros de pupitre. En casa su uso era más limitado porque cada mancha que dejaba la mano en la pared significaba un zapatillazo de tu madre. Al final, cuando estabas hasta los huevos de ella terminabas por arrancarle los dedos uno a uno e intentar hacer pelotillas con ellos como si fuesen mocos para después dispararlos a modo de capirote.
Me encantaban. En clase las usaba para robar el folio al compañero. Al final terminaba con una regañina del maestro y con el cuerpo caliente cuando éste se chivaba a mis padres ¡Qué mamón!
Pedazo de pompas que se hacían con este chicle. Después salió el kilométrico que empezabas comiendo poco a poco y al final te entraba el ansia y te retabas a tí mismo a ver si eras capaz de metértelo entero en la boca. Con dos cojones lo conseguías. Eso sí, que nadie te preguntase nada porque a la primera palabra te salía un babote más kilométrico que el chicle.
Ostras, con estos chicles te dolía luego la mandíbula que daba gusto.
Esto molaba los dos primeros días. Cuando te dabas cuenta que no era como la plastilina y que solamente servía para atraer el polvo de los muebles y, como la mano loca, los zapatillazos de tu madre, lo guardabas en el fondo del cajón de los calzoncillos de tu hermano, para que le echaran a él la culpa.
Era asqueroso cuando se llenaba de pelos, pelusas y cosas varias...
¿Quién no ha dibujado un cipote con el Telesketch? Si venía tu madre le dabas a la ruletita de borrar y punto.
Nunca conseguí que me regalaran uno. Por eso creo que luego me desfogué con el Diseña la Moda.
El primer juego tocapelotas de verdad. Si querías tocar los cojones de verdad solamente tenías que darle al botón negro del hipotótamo a la máxima velocidad. Al final llegaba tu padre y rompía la prohibición de decir tacos para decir "Me tenéis hasta los cojones con el jueguecito". Ala, a guardarlo y a buscar otra manera de tocar los huevos. Eso sí, con las palmas de las manos más rojas que la camiseta de Osasuna.
Nos lo regalaron a mi hermano y a mi por unos Reyes y como éramos tan cafres le partimos la palanquita. Sin ella el juego no tenía mucho sentido.
Este también era de la serie juguete "tocapelotas", sobre todo cuando estaba tu padre viendo una peli del oeste y te liabas a meter la cabeza del payaso dentro de la cámara una y otra vez, sin parar. Aquel ruidito "mic mic", parecido al del Correcaminos convertía a tu padre en un Coyote. Más te valía dejar la camarita encima de la mesa e irte a tocar los huevos a otra parte. Ayyyyyyyyyyyyyy, me encantaba esta cámara. Creo que la mía era roja. Buff, ya no me acuerdo :-S
Estas venían con los yogures y su única misión en la tierra era la de ver si eras capaz de lanzarlo más lejos que tu compañero de pupitre. Al día siguiente ya no sabías donde estaba, y tampoco te importaba.
Jajaja, con este juego cobré, como con todos los juegos que he tenido. Al final siempre terminaba con el culo caliente. Pero no era para menos. Me pegué la ventosita esta en la frente y me salió un morado que parecía que me habían dado un calamonazo contra la pared.

Te duraba el cacharrito lo que le daba tiempo a tu madre a darse cuenta de que te habías gastado todo el bote de champú. Después del zapatillazo, te escondía el saca pompas y te tocaba hacer los deberes sí o sí.
Cuando le metías Mistol las pompas no eran tan grandes :-(

Nunca tuve uno y siempre me quedé con ganas de saber cómo cojones se partía la puta varita en dos.
Me lo regalaron y en qué momento. ¡Qué manía le cogí! No sabía hacer nada con él jaja.
Los chicos duros no jugábamos con este par de maricones. A no ser que la vecina del cuarto a la que ya le empezaban a crecer las tetitas te invitase a tu casa a jugar un ratito. Entonces tú le decías que ella era Pin y tú eras Pon. Pero casi nunca colaba así que te tocaba hacer los cuartos de baño de la casita de estos dos.
Yo tuve de estos pero al final siempre terminaba jugando con los soldaditos, los coches, el scalextric o el tren eléctrico.
Los que teníamos mal perder lo solucionábamos todo tirando de la palaquita de abajo justo cuando nos iban a ganar. Se iban todas las fichas a tomar por culo y tu colega se quedaba con cara de "Jo, te iba a ganar".
Este tampoco lo tuvimos, pero no hacía falta. Mi prima tenía uno y cuando íbamos a su casa le hacíamos echar humo.
¡Dios! ¿Habéis intentado alguna vez hablar como hablaba aquel tío del bigote que anunciaba los Micro Machines? Ese sí que era el puto amo. "Sinosonmicromachinesnosonlosauténticos". Si no lo has dicho en cero coma cinco segundos eres un puto cacas.
Eran geniales. Sobre todo cuando subíamos los soldados de plástico dentro de los coches. Igual hacías batallas que carreras con ellos.
El color carne era el puto amo de los colores. No había dibujo que no cobrase vida con aquel color ¿Quién tuvo la caja de veinticuatro?
Hoy se parte una cera y los niños te piden otra caja. Nosotros hasta que no se terminaba la caja no nos compraban otra, así que ahí nos veíamos haciendo borrones hasta que pintábamos con la uña.
El primer día fardabas de estuche como un campeón. A la semana ya se te había perdido el borra. Al mes el cartabón estaba partido por un lado y a la escuadra le faltaba la punta. Y al final del curso ya ni te lo llevabas a clase porque solamente te quedaba vivo el lapicero de color blanco ¿Quién coño pintaba con el blanco?
Las reglas siempre se partían y el estuche por dentro terminaba negro.
Aquí, el puto rey de los escenarios clickianos era el Barco Pirata. Al final de tanto jugar con los clicks se nos quedó complejo de mano de playmobil. Y si no, obsérvate cada vez que sujetes un cubata. Inevitable.
Lo tuve todo salvo el Barco Pirata. Todas mis pagas de fin de semana y las de mi hermano las destinábamos a comprar muñecos y accesorios de playmobil. Lástima que en un arrebato de mi madre de los de ¡Nos va a comer la mierda! y tras varias amenazas para que los recogiéramos los Playmobil terminaron en la basura.
Este lo tengo en casa. Siempre me han gustado los uniformes xD

8 comentarios:

  1. Que bueno por dios!!, que recuerdos que me trae , los playmobil lo que mas, se los reagalaban a mis hermanos varones y siempre terminaba jugando con ellos, ese juguete nunca pasará de moda. Y siguen en el trastero de mis padres en su tambor de colón redondo!!jajajaj

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  2. Nosotros también lo teníamos en un tambor de color redondo. En teoría, claro, porque siempre estaban por los suelos. Y, como ya he dicho al pie de la foto, terminaron en la basura y odiamos a mi madre por ello durante mucho tiempo jajaja

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  3. Qué buena recopilación, me ha encantado!!!! Que recuerdos!!!! Yo en lugar de los playmobil tenía las barriguitas con su bañera, cocina y accesorios varios. Eran de bonitas!!!!!

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  4. ME ENCANTA ESTEPOST!!
    QUE RECUERDOS LA CAMARA Y LAS MANOS! MI MADRE SOLO ME DEJABA JUGAR CON ELLA ENLA DESPENSA!HASTA QUE ME ABURRIA JAJAAJJA
    Y LO DELOS YOGURES TAMBIEN ME ENCANTABA!! JAJAJA

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  5. BRAVO ! BRAVO ! BRAVO!!!

    BUENISISIMO!!!!!!!!!!!!!!!

    a más... casi todos los he tenido!!!! qué gracia!!! :D

    la ventosa! q fuerte! no he vuelto a ver ninguna desde los 90!!! alguien sabe dnd se puede conseguir=?! JAJAJAJA

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  6. Arethe la mano no hace mucho venian en los foskitos, je je je es verdad enhj

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  7. Jaja mi cámara era verde fosforita!! Por cierto que el tragabolas sigue de rabiosa actualidad porque se lo regalé a mi ahijado hace un par de navidades pa que le de el follón a mi cuñado jiji.
    Bueno y respecto a los plastidecor ni hablamos mi mayor ilusión en la vida era tener la megacaja de ceras que llevaba 30 o 40 unidades (ya ves tu para que tanto). Y pin y pon también tenía un monton de hecho mi avatar es un homenaje a las horas que le eché dandole vueltas a la noria de pin y pon.

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  8. Ainssss!!!! de verdad qué recuerdos... Cuántos chicles Boomer me habré comido....
    La camarita de fotos y el frasquito de las pompas siguen de plena actualidad... cuántos he comprado para mis nenes. De hecho las camaritas las venden en las tiendas de chuches.

    ;-D

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